¿Conocéis el cuento Por cuatro esquinitas de nada, de Jérôme Ruillier?. Habla de cómo es el entorno, el que se tiene que adaptar, para hacer posible que la diversidad conviva y se respeten y valoren las diferencias.

Como un ejemplo real de esta adaptación, desde el colegio Mare de Déu del Carmen de Maó (Menorca) nos envían este artículo, donde describen cómo son las clases de Educación Física de Álvaro, un niño de nuestra asociación, con Déficit de Serina. Y nos enseñan, cómo un colegio para todos es, no sólo posible, si no maravilloso.

Álvaro está escolarizado en el CEIP Mare de Déu del Carme de Maó (Menorca).

Aunque está escolarizado en un aula UEEC (unidad educativa específica en centro) comparte asignaturas con los compañeros de segundo de primaria, con los que ha ido pasando de curso desde que empezó en P3.

El entorno puede ser el facilitador o limitador de la participación de los alumnos con necesidades educativas especiales.

En la escuela se intenta trabajar conjuntamente los docentes y profesionales de apoyo. Se intenta la máxima participación de los alumnos con necesidades especiales (siempre que es posible).

Como fisioterapeutas del mundo educativo estamos inmersos en el contexto escolar y obligados a sacar el máximo provecho, trabajando con y dentro de este entorno, si queremos que estos niños con capacidades diferentes se desarrollen, participen y funcionen mejor.

Esto queda muy bonito escrito pero muchas veces la realidad no es nada fácil.

Hoy os queremos explicar nuestra experiencia en las sesiones de educación física en las que Álvaro participa con sus compañeros de segundo. En una de ellas le acompaña la fisioterapeuta, siendo una sesión más.

 

Se intenta modular el entorno y los materiales para facilitar no sólo la participación de Álvaro, sino también la de toda la clase.

El maestro y la fisioterapeuta trabajan conjuntamente para intentar adaptar los objetivos y contenidos a los diferentes niveles motrices e intelectuales.

Las estrategias para su participación pasan por:

– Sensibilización de los compañeros hacia Álvaro.

– Adaptación de las actividades.

– Adaptación de las normas del juego para permitir su participación.

– Adaptación de materiales (pelotas más suaves, utilización de herramientas para poder realizar la actividad, como la canaleta de Boccia, etc.)

– Adaptación de los espacios (realizar la actividad en un espacio más reducido para permitir que Álvaro no se tenga que desplazar, para disminuir la velocidad del grupo a la hora de desplazarse), reducir la distancia de desplazamiento de Álvaro.

– Adaptación del tiempo. Reducir el tiempo o aumentarlo para facilitar la reacción de Álvaro.

– Adaptación de la actividad para todo el grupo para normalizar el ejercicio (no solo se adapta Álvaro al grupo, también el grupo se adapta a él).

– Buscar soluciones de diferentes colectivos para aumentar su participación en cada ejercicio (a veces el maestro propone la adaptación, otras veces la fisioterapeuta, la auxiliar técnica, en otras ocasiones se pregunta a los alumnos para que aporten soluciones).

– Compensación de la dificultad (equiparar condiciones).

– Soporte entre iguales. Se intenta que Álvaro reciba la ayuda, cuando la necesita, de sus compañeros. Durante los ejercicios, a veces el maestro, la fisioterapeuta o la auxiliar técnica educativa ayudan a Álvaro. Otras veces, son los alumnos los que le ayudan.

         

 

Según cada actividad tendrá diferentes maneras de funcionar. Realiza la actividad en silla de ruedas, con el caminador o gateando.

 

       

       

 

Lo más importante es que Álvaro es feliz compartiendo estas sesiones con sus compañeros. Aunque muchas veces cuesta su plena participación, sobre todo en los juegos de equipo en que hay muchas normas que entender, él forma parte del grupo y va avanzando en cuanto a propulsar la silla de ruedas, manejar el caminador, lanzar pelotas…

 

 

Como podéis ver en las fotos, Álvaro se incluye en la clase, y se establece un vínculo entre todo el grupo. No se trata solo de adaptar las actividades para que Álvaro pueda participar y desarrollarse. El resto de la clase aprende a colaborar, a ayudar, y a aceptar las diferencias de la forma más natural que tienen los niños de relacionarse: jugando y divirtiéndose.

Muchas gracias a la fisioterapeuta del cole de Álvaro y a su profesor de educación física por compartir con nosotros esta historia tan bonita de integración y de educación inclusiva. Os enviamos un fuerte abrazo, y por favor, seguid trabajando como lo estáis haciendo 🙂